Sunday, April 3, 2016

Pecados Capitales, o lo bueno en exceso resulta malo.



Durante las clases de religión en el colegio, estudiamos Los Pecados Capitales, o Los Siete Pecados. Estos son faltas graves y que pueden conllevar a otros pecados. Se definen como Lujuria, Gula, Envidia, Pereza, Ira, Avaricia o Codicia, y la Soberbia.

Una de las primeras novelas en inglés que leí se llamaba The Cardinal Sins, que se puede traducir como Los Pecados Capitales, o Los Pecados del Cardenal. De hecho el título original hace alusión al doble sentido, pues uno de sus personajes principales era un cardenal de muy buena reputación, pero que a puerta cerrada no era el buen pastor de la iglesia que representaba. Otro dato interesante es el autor de la novela, Arthur Greeley, quien es un sacerdote.

Siete, es también el nombre de una de las primera películas de Brad Pitt. En ella interpreta a un policía que persigue un maniático matando gente en un diabólico ritual emulando los siete pecados.

Al analizar con cuidado estos pecados vemos que en principio no son malos. Por ejemplo, el humano debe comer para subsistir. Come de manera moderada. El comer en exceso es un pecado y se le denomina Gula.

Las relaciones sexuales son necesarias para la procreación de la especie, obvio. Pero el abuso de ellas, caer en desenfrenos de lujuria que van más allá de la procreación es un pecado.

Por otra parte, estudios han revelado que el cuerpo humano puede aguantar grandes cantidades de tiempo sin comida, pero sin dormir, el cuerpo colapsaría en menos de una semana. El polo opuesto del descanso reparador es el exceso, el no hacer nada, y es aquí donde cabe mencionar el pecado conocido como la Pereza o Desidia.

La envidia es desear lo que el otro tiene. Mientras que la avaricia trata sobre bienes materiales, la envidia abarca cualquier cosa, bien, persona, o talento. Este pecado debe ser de los peores, pues meritó ser nombrado en la lista de pecados capitales y también en los Diez Mandamientos.

La Ira, ese enojo desenfrenado que desata el pequeño demonio que llevamos dentro. Una persona enojada dice lo que no debe, hace cosas de las que luego se arrepiente. Es casi una negación del uso de la razón. Por otra parte, aunque la enseñanza cristiana nos aconseja poner la otra mejilla, esto no significa llegar al extremo masoquista y aceptar todo. Sin embargo, la reacción irascible es tampoco aconsejable.

Uno de los papeles más famosos del actor Michael Douglas es el de Gordon Gekko en Wall Street. En esta cinta, que es una crítica al abuso capitalista, el personaje justifica sus acciones diciendo que la avaricia, por falta de una mejor palabra, es buena. Aunque lo dice con cinismo, fueron muchos los que se sintieron justificados en su codicia.

Y por último tenemos la Soberbia. Ese orgullo que nos cuesta tragarnos a veces. El amor a uno mismo es parte fundamental del ser humano. Abusar de esa condición cayendo en actitudes de superioridad ante los demás, ver a otros con desprecio, eso es Orgullo, y es pecado.

Para terminar les recomiendo leer el libro de bolsillo escrito por el Papa Francisco en el que resume en diez páginas los puntos básicos de la religión católica. La página ACI-Prensa ofrece la descarga gratuita de la traducción al español.