Cuando comencé a leer novelas como forma de
entretenimiento y no por tareas, fue un profesor quien me recomendó
visitar la pequeña biblioteca del colegio donde podría leer varios
libros, y sin tener que comprarlos. Uno de los primeros fue “El tren de
las 4:50.” Una novela de Agatha Christie publicada en 1957, pero que yo
encontré en la biblioteca cerca de treinta años más tarde. Las
bibliotecas en otros países ya cuentan con tecnología de punta que les
permite prestar incluso libros en formatos electrónicos.
Aunque muchos lo desconocen, en San Pedro Sula funcionan varias
bibliotecas: La Benjamin Franklin del Centro Cultural Sampedrano, en el
Museo de Antropología e Historia, también las universidades se han
preocupado por dedicar espacio a los libros. ¿Qué tienen en común estas
bibliotecas aparte de bajos presupuestos? Pues tienen el amor al
conocimiento, a compartir la información. En las historias antiguas, las
personas visitaban lugares o personas especiales para adquirir
conocimiento, ahora los bibliotecarios cubren esa función.
Uno de los proyectos emblemáticos de la Plaza de la Cultura en S.P.S.
es precisamente la construcción y montaje de una biblioteca pública que
sirva a las escuelas de los alrededores. ¿Dónde? Pues en el ala sur del
antiguo edificio del colegio JTR, aunque las nuevas generaciones lo
conocen como el antiguo local del INTAE.
Mi amiga Alejandra Vaquero trabaja con los Rotarios en el proyecto de la
Plaza de la Cultura, y cuando le pregunté su opinión sobre la
importancia de una biblioteca en la ciudad esto fue lo que me contestó:
“Justo hace unas semanas una amiga que vive en Australia me recomendó un
libro. Yo le dije que lo había investigado y que me llamaba la atención
pero tendría que comprarlo en internet.
Ella me preguntó que porqué no iba a la biblioteca de mi ciudad y lo
buscaba ahí, que así fue como ella lo leyó. Entonces le dije que en toda
Honduras no existía una biblioteca a la altura de nuestra época. Ella
me respondió que se sentiría muy triste y encarcelada si no tuviera la
libertad de buscar la información que necesitaba. Una vez más me sentí
convencida de la importancia de la Plaza de la Cultura.” Su dedicación
es admirable, y contagiosa.
La biblioteca de la Plaza de la Cultura contará con libros nuevos,
más de cien computadoras para uso en investigaciones, área de lectura,
así como planes para inducir el buen hábito de la lectura.
Muchos aseguran que la vigencia o relevancia de una biblioteca ha
pasado de moda pues ahora el conocimiento está al alcance de la mano.
Solo basta un par de clicks y su motor de búsqueda de internet favorito
le dará un sin número de respuestas.
Sin embargo, no todo lo que está en internet es cierto. Wikipedia es
una herramienta formidable para búsquedas de referencia sencillas, sin
embargo, al ser de tipo abierto significa que cualquier persona puede
editar y modificar la información ahí contenida. Los blogs son también
fuentes de referencia pero recordemos que no son más que la opinión de
su autor. Hay razones de credibilidad por las cuales algunas
universidades y otras instituciones educativas no aceptan Wikipedia en
las bibliografías de los trabajos que presentan sus estudiantes.
En conclusión, hay una máxima popular en el Facebook que Google
puede mostrar más de mil respuestas, pero solo un bibliotecario te puede
mostrar la correcta.
Publicado en Diario Tiempo el 14 de agosto de 2015
Saturday, August 15, 2015
Las bibliotecas y la Plaza de la Cultura
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