Monday, August 10, 2015

La influencia estadounidense


La mayoría de la gente cree que el término “gringo” fue acuñado en la guerra entre Estados Unidos y México en 1846, donde se usaba como un grito de batalla mexicano debido al color verde del uniforme invasor. Es decir: “green go” equivalía a “verdes váyanse.” Una búsqueda más profunda sitúa el vocablo en España donde lo usaban para cualquier extranjero. Quizá derivado de la frase: “eso está en griego” cuando algo no se entiende. Griego, gringo.
Independientemente de las teorías, la realidad actual es que al decir “gringos” en cualquier país de América Latina sabemos que hablamos de los estadunidenses. El gentilicio oficial es “americanos” debido al nombre completo su país es Estados Unidos de América. Similar a los Estados Unidos de Mexicanos son llamados “mexicanos.” En lo personal, no estoy de acuerdo con el uso del término “americano” pues deja relegados a las otras dos terceras partes del continente. El término ha dejado de tener connotaciones peyorativas y ahora la mayoría de los gringos no se inmutan al ser llamados de esta manera.
Hace poco preparé una clase sobre las reglas de ortografía en español. Tuve la oportunidad de investigar y darme cuenta de la gran cantidad de vocablos usados en nuestro país y que provienen de la influencia directa de los estadunidenses: términos como decirle “breque” al freno por el “brake” del inglés, o el uso de galones al despachar combustible, entre otros.
La influencia de la ortografía inglesa también ha hecho meca en nuestro idioma. Ahora es normal ver oraciones donde falta el signo de apertura en admiraciones o preguntas. Resulta preocupante ver estos errores siendo reforzados en campañas de publicidad, anuncios que no respetan las normas gramaticales ya sea por ignorancia o descuido. Y mejor ni tocar el tema de la ortografía en los mensajes de texto.
Antes de la publicación de una novela, uno de los últimos pasos es la lectura final por el denominado “corrector de texto.” Esta persona no sugiere cambios en la trama, ideas de quien o donde debe morir un personaje, o pedir se rescriba el final. Ese es el trabajo del editor. El corrector de texto simplemente debe leer para asegurar el cumplimiento de todas las reglas gramaticales y sintácticas del idioma en que publica. Por escribir mis novelas en inglés he tenido que aprender sus ortográficas y procuro cumplirlas. Sin embargo, los cambios del corrector de texto son varios. Existe la regla informal que si el corrector no encontró ningún error entonces no hizo su trabajo.
La proliferación de los famosos “call centers” ha creado una demanda. El resultado es que las escuelas bilingües se han multiplicado más que conejos recién bajados del arca de Noé. No veo nada de malo en esto pues estoy consciente que el inglés es el idioma del mundo. No es el de más nativos, pero si el segundo idioma de casi todos. Y además estos centros de llamadas crean empleos para jóvenes.
Será quizá por mi experiencia en ambos idioma que presto más atención en la influencia extranjera. Sin embargo, la influencia gringa en nuestro idioma no deja de incomodarme. La costumbre hace ley, y si suficiente gente escribe de cierta forma, el lenguaje invariablemente se modificará. Estoy seguro que usted habla distinto de sus padres, no utiliza las mismas palabras. De igual forma nuestros hijos no hablaran como nosotros y muchas palabras ahora comunes caerán en el desuso. Debemos cuidar el lenguaje para poder heredarlo a las siguientes generaciones.

Publicado en Diario Tiempo 31 de julio de 2015

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