Como cada año, el 15 de Septiembre celebramos la independencia de los
países centroamericanos. La sexta estrofa de nuestro himno nacional
hace eco del hecho cuando dice:
Tú también ¡Oh mi patria! te alzaste
de tu sueño servil y profundo;
tú también enseñaste al mundo
destrozando el infame eslabón.
Siguiendo la tradición local la mayoría de colegios, públicos y
privados, se dispusieron a realizar la famosa marcha. En Tegucigalpa
terminando en el Estadio Nacional y con el Presidente de la República en
la mesa de honor. En San Pedro Sula se acostumbraba levantar una tarima
donde las autoridades municipales observaban los desfiles concluir a la
altura del monumento a Francisco Morazán, sin embargo ahora entran al
estadio que ostenta el nombre de héroe nacional.
Poco o nada sale en las noticias sobre los altos gastos que realizan
los padres y estudiantes para uniformes que se usaran una sola vez; poco
también se habla de la basura que se acumula a lo largo del desfile. El
departamento de aseo municipal, igual que durante la mañana siguiente
de los carnavales de la Feria Juniana, se apresuran a limpiar las
pruebas del inculto pueblo que tira botellas, bolsas y restos de comida
por la calle. Esos dos argumentos provocan mi indisposición para apoyar
las marchas como una manera de demostrar el amor a la Patria.
Existen otras formas, actos, o conductas para probar un verdadero
amor hacia Honduras. Aunque duela y creamos serán mal utilizados, el
pago de impuestos es una manera. Respetar la imagen del Presidente y
otros dignatarios al estar fuera del país es otra. Podemos tener una
mala opinión sobre él, y podemos decir—dentro del país—que no estamos de
acuerdo con él, pero si salimos del país debemos respetar y no
despotricar en su contra.
Recordamos los goles y las estadísticas de los equipos de futbol,
podemos listar de memoria los ganadores de la Copa del Mundo, pero
muchos—y me incluyo—fallamos al querer listar los presidentes de
Honduras desde 1821. En defensa de la verdad, es una lista larga. Una
consulta rápida en la Internet arroja datos interesantes. Por ejemplo,
en 1827 tuvimos un total de seis Presidentes, y no menos de nueve en
1839. También aprendí que fueron dos, y no uno, los presidentes de
apellido Bográn: Luis Bográn Barahona del 30 Noviembre de 1883 al 30
Noviembre de 1891, y Francisco Bográn Barahona del 5 Octubre 1919 al 1
Febrero 1920.
Es bueno saber que el gentilicio coloquial de “Catrachos,” viene a
raíz de la valentía demostrada por los soldado a cargo del General
Florentino Xatruch, quienes luego de sangrientas batallas para defender
al hermano país de Nicaragua de los filibusteros liderados por William
Walker, fueron recibidos como héroes con la frase “Ahi vienen los
catrachos.”
Así los invito a aprender más, y conocer más, de nuestro país para
poder hablar con extranjeros con una pasión que incite a visitarnos.
Publicado en Diario Tiempo el 18 de septiembre de 2015
Monday, September 21, 2015
Las fiestas patrias
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